Comentarios de la vida

jueves, 28 de enero de 2016

ENDOMETRIOSIS: ESPERANZA PARA UNA VIDA SIN DOLOR


Los médicos la catalogan como benigna, pero lo cierto es que la endometriosis viene acompañada de serios y dolorosos trastornos. Hasta el punto de que el Ministerio de Trabajo ha reconocido la incapacidad permanente absoluta para cualquier tipo de trabajo a una mujer de 42 años que padece esta dolencia.
Su caso sienta precedente para las aquejadas por una enfermedad crónica que sufren hasta un 15% de las mujeres en edad fértil y cuyas causas son hasta ahora desconocidas.
¿Qué es? 
La endometriosis es un trastorno progresivo en la que islotes de la mucosa uterina se implantan fuera del útero. En condiciones normales, la cavidad uterina está recubierta por un tejido denominado endometrio, que cada mes se engrosa y se carga de nutrientes. 

Si no se produce la fecundación, este tejido se descama y es eliminado durante la menstruación. Pero, en algunas mujeres, atraviesa las trompas de Falopio y se instala fuera del útero, tapizando las zonas próximas en el abdomen, la vagina, los ovarios o las mismas trompas y provocando adherencias, quistes y otras complicaciones.

Con menor frecuencia, partículas de esta mucosa uterina son transportadas hacia partes más distantes del cuerpo a través del sistema linfático (por ejemplo, al ombligo) o vascular (en los pulmones). El problema es que este tejido endometrial fuera de su sitio está sujeto a la influencia de las hormonas del ciclo menstrual y sufre las mismas modificaciones que el que recubre la cavidad uterina: es decir, también se descama y sangra durante la regla. 

Pero, al no encontrarse en la cavidad pélvica no logra ser eliminado a través de la vagina, como sería lo normal, y se queda atrapado, irritando los órganos afectados y causando dolor. Algunos de estos quistes pueden llegar a medir hasta ocho centímetros de grosor, explica Antonio Requena, codirector del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) de Madrid.

Y lo peor es que todavía se desconocen las causas concretas de esta enfermedad y esa es una de las principales razones por las que no se puede prevenir. Lo que sí se sabe es que el riesgo aumenta cuando las reglas duran muchos días o los ciclos son demasiado cortos. 

Pero los expertos también apuntan a factores genéticos o tóxicos medioambientales (por ejemplo, las dioxinas) lo que explicaría, en cierta medida, porque su incidencia aumenta con el paso de los años. 

Los síntomas 
Lo que no deja lugar a dudas es que esta afección provoca fuertes crisis de dolor, que en algunas mujeres resultan incapacitantes. Ataques que sufren, incluso, aquellas que solamente han desarrollado pequeñas áreas con endometriosis. De hecho, uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad es el dolor menstrual (dismenorrea), que puede ir en aumento a los dos o tres días de la regla. 

Este dolor no siempre es cíclico y en ocasiones aparece en cualquier día del mes. Pero, además, esta afección se presenta como una de las principales causas de infertilidad en la mujer, aunque desde el IVI el mensaje es de esperanza, porque destacan que una mujer puede padecer la enfermedad sin sentir dolor pélvico y no sufrir infertilidad. 

Otras señales de alerta que hacen que el especialista sospeche de endometriosis son: dolor crónico de la pelvis (hasta la parte inferior de la espalda), durante o después de las relaciones sexuales dispareunia o intestinal; malestar al defecar u orinar durante los períodos menstruales, menstruaciones con sangrados fuertes, sangrado premenstrual o entre períodos... 

En la mayoría de los casos, la enfermedad se detecta a través de un control ginecológico con la ayuda de una ecografía. Sin embargo, esta prueba no siempre descubre su presencia. Otras técnicas de imagen como la resonancia magnética puede ayudar a identificar los focos que se desarrollan en lugares escondidos, como en los ligamentos que sostienen el útero o en la musculatura de esta zona. 

La solución 
El objetivo del tratamiento es triple: interrumpir el proceso cíclico que provoca el crecimiento de los quistes, destruir los focos de endometriosis e impedir la progresión de la enfermedad. 

La posible solución a la enfermedad es estrictamente individual y varía en función de los síntomas de la paciente, de su voluntad de quedarse embarazada en un futuro y de su edad y lo extendida que esté la enfermedad. 

Por ello, los tratamientos varían en función del objetivo terapéutico que se persigue: Ï Analgésicos: sólo se utilizan para combatir los casos que presentan dolor leve o moderado. 

Análogos de la LH-RH: estos fáramacos inhiben la síntesis de estrógenos y progestágenos, lo que seca los focos de endometriosis. Este tratamiento se puede combinar con una intervención quirúrgica para que sea más eficaz porque, desgraciadamente, el tratamiento farmacológico, por sí solo, no cura la enfermedad. 

Al ser una afección relacionada con las hormonas femeninas y el ciclo menstrual, una de las soluciones apunta a dejar a la mujer sin regla (sin ciclo ovárico), pero se ha demostrado que, cuando se suspende este tratamiento, la enfermedad reaparece porque, en realidad, estaba latente, explica el doctor Requena. 

Anticonceptivos hormonales: según este experto, pueden tener un efecto de no progresión, pero en el caso de que la mujer quiera concebir un hijo, habría que interrumpir su administración.

Cirugía: en los casos de crisis dolorosas incapacitantes se opta por eliminar quirúrgicamente los implantes endometriósicos y, en casos muy graves, se extirpan los ovarios. La forma más utilizada de intervención es por laparoscopia y en los más complicados se realiza con laparotomía. 

¿Sinónimo de infertilidad? 

Entre un 25% y un 35% de las mujeres con problemas de infertilidad sufren endometriosis, según el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI). 

Este trastorno puede afectar a cualquier mujer en edad reproductiva, ya que el crecimiento del tejido está ligado a los estrógenos. 

La infertilidad por endometriosis suele estar ocasionada por: 

1. La obstrucción por adherencias de las trompas de Falopio. 
2. La extirpación de un ovario para eliminar un quiste de gran tamaño. 
3. La baja calidad de los óvulos provocada por la inflamación. Los quistes en los ovarios interfieren en su maduración e impiden la ovulación normal. 


Andres

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