Comentarios de la vida

domingo, 31 de enero de 2016

ENDOMETRIOSIS VESICAL

En mi búsqueda sobre esta enfermedad me encontré con dos nuevos casos de endometriosis que no es frecuente lo copie de este link: http://scielo.isciii.es/scielo.phppid=s021048062004001000015&script=sci_arttext:

 DOS NUEVOS CASOS

La endometriosis en el aparato urinario es una patología infrecuente, siendo la vejiga el órgano afecto en la mayoría de las ocasiones. Se manifiesta clínicamente con urgencia, frecuencia, dolor hipogástrico y en ocasiones con hematuria. La cistoscopia es la prueba diagnóstica más fiable aunque el diagnóstico de confirmación es histológico. 

Presentamos 2 casos de endometriosis vesical en 2 mujeres jóvenes, una con antecedentes de manipulación ginecológica, en las que el tratamiento quirúrgico fue satisfactorio. Tras 1 y 3 años de seguimiento las pacientes permanecen asintomáticas.

Presentamos dos casos de endometriosis vesical en 2 mujeres, 1 de ellas sin además una revisión de la clínica, diagnóstico y tratamiento de esta excepcional patología urológica.

CASOS CLÍNICOS

Caso 1: Paciente mujer de 30 años con antecedentes de gastritis que acude a nuestra consulta por referir síndrome miccional irritativo que se acentúa en el periodo menstrual. A la exploración física no se evidencia ninguna alteración. Entre las exploraciones complementarias solicitadas destacan: analítica y cultivo de orina: normales; ecografía abdominal (Fig. 1): neo formación intravesical de 4 cm de diámetro mayor que depende de la pared; cistoscopia (Fig. 2): masa azulada, redondeada, a nivel retro trigonal, compatible con endometrioma vesical. El estudio ginecológico realizado es compatible con endometriosis ovárica. Se realiza RTU de la lesión vesical, exéresis laparoscópica de los endometrio más ovárico y posterior bloqueo hormonal con análogos de la LH-RH. En el seguimiento, a los 2 años, se detecta un aumento del CA 125 (140,1 U/ml) por lo que se realiza ecografía y cistoscopia que evidencian una recidiva de la lesión en la misma localización vesical. Se trata de nuevo con RTU y bloqueo hormonal y tras 1 año de seguimiento la paciente permanece asintomática y sin signos de recidiva endometrial.

                

FIGURA 1. Ecografía vesical: Tumoración intraluminal que depende de la pared.



FIGURA 2. Cistoscopia: Endometrioma que protuye en la mucosa vesical.


Caso 2: Paciente mujer de 41 años con antecedentes de psoriasis, hipotiroidismo, ooforectomía derecha y 2 cesáreas. Tras estudio en ginecología por algias pélvicas crónicas se detecta en TC abdómino-pélvica un nódulo de densidad de partes blandas de 3 cm de diámetro, localizado entre útero y cúpula vesical y que protuye en la luz de ésta; además imagen quística de 2,2 cm de diámetro en ovario izquierdo. No refería ninguna clínica urológica. La paciente es sometida a una laparotomía exploradora por parte de ginecología realizándose histerectomía, anexectomía izquierda y salpingectomía derecha. Se nos consulta intraoperatoriamente porque la masa dependía de la pared vesical y tras biopsia intraoperatoria (sugestiva de endometriosis) procedimos a resecar toda la pared vesical afecta. El estudio histológico posterior confirmó la lesión endometrial y a los 3 años de seguimiento la paciente está asintomática y sin objetivarse recidiva endometrial.

                                    DISCUSIÓN                                                

La endometriosis vesical es una rara enfermedad urológica que suele aparecer en mujeres en edad fértil debido a que el tejido ectópico endometrial crece a expensas de los estrógenos. En muy raras ocasiones aparece tras la menopausia (normalmente por aporte exógeno de estrógenos aunque también se han descrito casos con niveles de estrógenos normales en la menopausia o tras la castración)4.

La etiopatogenia no está del todo clara, siendo 3 las teorías más aceptadas en la actualidad:

– Teoría embrionaria: a partir de restos de los conductos de Müller y de Wolf.
– Teoría metaplásica: cambios metaplásicos de las células del peritoneo pélvico y de la mucosa vesical.
– Teoría migratoria o de la implantación: paso retrógrado de tejido endometrial a través de las trompas durante la menstruación.

El 84% de los casos de endometriosis urológica aparecen en la vejiga, localizándose los endometrio más retrotrigonalmente o en la cúpula vesical en la mayoría de las ocasiones.

Las manifestaciones clínicas aparecen de forma cíclica (máxime en la menstruación) en forma de dolor suprapúbico y síndrome miccional irritativo (frecuencia, urgencia, escozor y tenesmo). El signo clásico de hematuria durante la menstruación tan sólo aparece en el 20-30% de las ocasiones5. Debemos sospecharla en pacientes con esta sintomatología, urinocultivo negativo y que además han sido sometidas a una manipulación o intervención ginecológica (50% de las ocasiones). En los casos en los que la endometriosis se localiza alrededor de los meatos ureterales se puede manifestar en forma de obstrucción ureteral.

Las técnicas de imagen (ecografía, TC, RNM) pueden demostrar la presencia de una tumoración en la pared vesical. La RNM permite además valorar la extensión de la lesión en la pared vesical y/o órganos de alrededor.

La sospecha clínico-radiológica obliga a realizar una cistoscopia que muestra unas lesiones de aspecto quístico y tinte azulado (Fig. 2). En algunas ocasiones esta exploración es inespecífica, sin embargo está justificada para descartar la presencia de carcinomas del epitelio vesical.

Se ha descrito un aumento del CA 125 en suero de mujeres con endometriosis.
El diagnóstico de confirmación es histológico (presencia de glándulas y estroma endometrial en la pared vesical) mediante biopsia con pinza fría o con el resector6.

El tratamiento puede ser médico, quirúrgico o una combinación de ambos y dependerá de la edad de la paciente, tamaño de la lesión, deseo de descendencia y gravedad de los síntomas.

La extirpación quirúrgica de la lesión suele ser el tratamiento de elección en la mayoría de los casos, combinada en ocasiones con el bloqueo hormonal. Se puede realizar resecando transuretralmente los endometrio más en su totalidad o mediante cistectomía parcial (posible laparoscópicamente en algunos casos) asociada a histerectomía y anexectomía en mujeres que no desean descendencia7. Lesiones de pequeño y mediano tamaño pueden ser tratadas con láser8.


El tratamiento médico estará indicado en aquellos casos en los que la cirugía esté contraindicada o cuando quede tejido residual tras ésta. Dado que el tejido endometrial ectópico es hormono dependiente este tratamiento consiste en el bloqueo hormonal. Actualmente los análogos de la LH-RH (bloqueantes de la secreción hormonal a nivel central) son los fármacos de elección9. Creemos que deben administrarse siempre tras la RTU debido a que la lesión es transmural y existen muchas posibilidades de que quede una pequeña cantidad de tejido endometrial residual. En el caso 1 que presentamos se produjo recidiva pese al tratamiento hormonal y quizá pudo deberse a que no realizamos una RTU de toda la pared como sí que hicimos en la segunda ocasión.

Andres

jueves, 28 de enero de 2016

ENDOMETRIOSIS: ESPERANZA PARA UNA VIDA SIN DOLOR


Los médicos la catalogan como benigna, pero lo cierto es que la endometriosis viene acompañada de serios y dolorosos trastornos. Hasta el punto de que el Ministerio de Trabajo ha reconocido la incapacidad permanente absoluta para cualquier tipo de trabajo a una mujer de 42 años que padece esta dolencia.
Su caso sienta precedente para las aquejadas por una enfermedad crónica que sufren hasta un 15% de las mujeres en edad fértil y cuyas causas son hasta ahora desconocidas.
¿Qué es? 
La endometriosis es un trastorno progresivo en la que islotes de la mucosa uterina se implantan fuera del útero. En condiciones normales, la cavidad uterina está recubierta por un tejido denominado endometrio, que cada mes se engrosa y se carga de nutrientes. 

Si no se produce la fecundación, este tejido se descama y es eliminado durante la menstruación. Pero, en algunas mujeres, atraviesa las trompas de Falopio y se instala fuera del útero, tapizando las zonas próximas en el abdomen, la vagina, los ovarios o las mismas trompas y provocando adherencias, quistes y otras complicaciones.

Con menor frecuencia, partículas de esta mucosa uterina son transportadas hacia partes más distantes del cuerpo a través del sistema linfático (por ejemplo, al ombligo) o vascular (en los pulmones). El problema es que este tejido endometrial fuera de su sitio está sujeto a la influencia de las hormonas del ciclo menstrual y sufre las mismas modificaciones que el que recubre la cavidad uterina: es decir, también se descama y sangra durante la regla. 

Pero, al no encontrarse en la cavidad pélvica no logra ser eliminado a través de la vagina, como sería lo normal, y se queda atrapado, irritando los órganos afectados y causando dolor. Algunos de estos quistes pueden llegar a medir hasta ocho centímetros de grosor, explica Antonio Requena, codirector del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) de Madrid.

Y lo peor es que todavía se desconocen las causas concretas de esta enfermedad y esa es una de las principales razones por las que no se puede prevenir. Lo que sí se sabe es que el riesgo aumenta cuando las reglas duran muchos días o los ciclos son demasiado cortos. 

Pero los expertos también apuntan a factores genéticos o tóxicos medioambientales (por ejemplo, las dioxinas) lo que explicaría, en cierta medida, porque su incidencia aumenta con el paso de los años. 

Los síntomas 
Lo que no deja lugar a dudas es que esta afección provoca fuertes crisis de dolor, que en algunas mujeres resultan incapacitantes. Ataques que sufren, incluso, aquellas que solamente han desarrollado pequeñas áreas con endometriosis. De hecho, uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad es el dolor menstrual (dismenorrea), que puede ir en aumento a los dos o tres días de la regla. 

Este dolor no siempre es cíclico y en ocasiones aparece en cualquier día del mes. Pero, además, esta afección se presenta como una de las principales causas de infertilidad en la mujer, aunque desde el IVI el mensaje es de esperanza, porque destacan que una mujer puede padecer la enfermedad sin sentir dolor pélvico y no sufrir infertilidad. 

Otras señales de alerta que hacen que el especialista sospeche de endometriosis son: dolor crónico de la pelvis (hasta la parte inferior de la espalda), durante o después de las relaciones sexuales dispareunia o intestinal; malestar al defecar u orinar durante los períodos menstruales, menstruaciones con sangrados fuertes, sangrado premenstrual o entre períodos... 

En la mayoría de los casos, la enfermedad se detecta a través de un control ginecológico con la ayuda de una ecografía. Sin embargo, esta prueba no siempre descubre su presencia. Otras técnicas de imagen como la resonancia magnética puede ayudar a identificar los focos que se desarrollan en lugares escondidos, como en los ligamentos que sostienen el útero o en la musculatura de esta zona. 

La solución 
El objetivo del tratamiento es triple: interrumpir el proceso cíclico que provoca el crecimiento de los quistes, destruir los focos de endometriosis e impedir la progresión de la enfermedad. 

La posible solución a la enfermedad es estrictamente individual y varía en función de los síntomas de la paciente, de su voluntad de quedarse embarazada en un futuro y de su edad y lo extendida que esté la enfermedad. 

Por ello, los tratamientos varían en función del objetivo terapéutico que se persigue: Ï Analgésicos: sólo se utilizan para combatir los casos que presentan dolor leve o moderado. 

Análogos de la LH-RH: estos fáramacos inhiben la síntesis de estrógenos y progestágenos, lo que seca los focos de endometriosis. Este tratamiento se puede combinar con una intervención quirúrgica para que sea más eficaz porque, desgraciadamente, el tratamiento farmacológico, por sí solo, no cura la enfermedad. 

Al ser una afección relacionada con las hormonas femeninas y el ciclo menstrual, una de las soluciones apunta a dejar a la mujer sin regla (sin ciclo ovárico), pero se ha demostrado que, cuando se suspende este tratamiento, la enfermedad reaparece porque, en realidad, estaba latente, explica el doctor Requena. 

Anticonceptivos hormonales: según este experto, pueden tener un efecto de no progresión, pero en el caso de que la mujer quiera concebir un hijo, habría que interrumpir su administración.

Cirugía: en los casos de crisis dolorosas incapacitantes se opta por eliminar quirúrgicamente los implantes endometriósicos y, en casos muy graves, se extirpan los ovarios. La forma más utilizada de intervención es por laparoscopia y en los más complicados se realiza con laparotomía. 

¿Sinónimo de infertilidad? 

Entre un 25% y un 35% de las mujeres con problemas de infertilidad sufren endometriosis, según el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI). 

Este trastorno puede afectar a cualquier mujer en edad reproductiva, ya que el crecimiento del tejido está ligado a los estrógenos. 

La infertilidad por endometriosis suele estar ocasionada por: 

1. La obstrucción por adherencias de las trompas de Falopio. 
2. La extirpación de un ovario para eliminar un quiste de gran tamaño. 
3. La baja calidad de los óvulos provocada por la inflamación. Los quistes en los ovarios interfieren en su maduración e impiden la ovulación normal. 


Andres

martes, 12 de enero de 2016

MI LUCHA CONTRA LA ENDOMETRIOSIS

RELATADO POR DÉBORA ANDREOPOULOS
Para empezar, debo aclarar que no soy el tipo de mujer que vive pendiente de su salud. No me preocupo por las molestias que pueda sentir de vez en cuando. Intento tomar la vida tal como viene. Algunos días son buenos y otros son malos.
No obstante, en la adolescencia empecé a sufrir fuertes dolores. En los difíciles días de la menstruación, con frecuencia sentía un dolor intenso en los ovarios o me daban jaquecas, diarrea, mareos, náuseas o dolor en la zona lumbar. A veces tenía varios de estos síntomas al mismo tiempo. Notaba que si hacía ejercicio y descansaba lo suficiente mejoraba, pero no era fácil sacar tiempo para ello.
El dolor es algo muy subjetivo. No se puede medir y no siempre se puede describir a otros de forma convincente. A veces me pasaba días enteros en cama, agotada por los síntomas antes mencionados, o me obligaba a levantarme y a seguir un ritmo más activo bajo el efecto de los analgésicos. Se me hacía muy difícil trabajar y llevar una vida normal. Me sentía muy frustrada. A mí me parecía que tenía algún problema de salud, pero cuando me hacía las revisiones periódicas, las palabras tranquilizadoras de los médicos hacían que despidiera esa idea de mi mente.
A partir de los 30 años de edad, los síntomas empeoraron. Tan pronto me daba un dolor desgarrador como me desaparecía sin razón aparente. El dolor atroz me despertaba a media noche. En una ocasión solo pude dormir unas cuantas horas en toda una semana. De vez en cuando también tenía fiebre baja por varios días. Acabé necesitando analgésicos para diversos dolores, antiespasmódicos para los intestinos, comprimidos para el estómago, y pomadas y pastillas para la espalda.
La enfermedad de las mil caras
Los síntomas que me atormentaban podían atribuirse a varias enfermedades conocidas. Daba la impresión de que sufría de migraña, adherencias pelvianas, dismenorrea (menstruación dolorosa), síndrome de colon irritable, colitis y gastritis. Yo pensaba que la mayor parte de mis dolores se debían a la dismenorrea, pero más tarde supe que el dolor que produce esta afección no es ni mucho menos tan intenso como el que sentía.
Me dijeron que era común tener reglas dolorosas y que algunos factores que podían influir en ello eran la herencia genética, la falta de ejercicio, el trabajo sedentario de oficinista, los problemas hormonales, la fatiga y la tensión, así como el hecho de haber sobrepasado los 30 años sin tener hijos. Un médico llegó a decirme que todo lo que sentía era indicio de buena salud.
Pero ¿y los demás síntomas preocupantes? El agotamiento lo imputaban al trabajo arduo y a la tensión; la fiebre, a la fatiga; el dolor intestinal y los trastornos estomacales, a la tensión y la mala dieta, y el dolor en la zona lumbar, a un problema de la columna y a la mala postura. De modo que todo parecía tener una explicación. Aun así, yo seguía sintiéndome muy mal.
Por fin el diagnóstico acertado
En abril de 1998 me hicieron una ecografía, pero los resultados indicaron que los ovarios estaban bien. Durante los siguientes cuatro meses, mi salud empeoró. Decidí visitar a un médico. Este me mandó hacer otra ecografía y me encontró un bulto muy grande fuera del útero. Me envió a un ginecólogo, quien confirmó que tenía junto al útero un quiste o un cúmulo de quistes que medía 10 centímetros por 12 centímetros, tamaño equivalente al de un feto de cuatro meses. El ginecólogo me dijo que sospechaba que la causa de mis problemas era la endometriosis.
Al principio me quedé perpleja. Apenas sabía nada de la enfermedad. Me vinieron a la mente un montón de preguntas. ¿Qué la causa? ¿Cómo me afectará? También me embargó una sensación de alivio. Durante muchos años no había visto salida alguna a mis sufrimientos. Después de tantos exámenes médicos sin recibir ningún tratamiento que me aliviara ni ninguna explicación satisfactoria, me sentía impotente y deprimida, y terminé por acusarme de reaccionar de forma exagerada ante el dolor normal y cotidiano. Me decía a mí misma que la intensidad del dolor era producto de mi imaginación. Pero ahora todos aquellos síntomas desconcertantes tenían una explicación.
Causas y posibles tratamientos
El médico me aconsejó operarme en el plazo de unos cuantos días, pues el quiste o los quistes podían reventar en cualquier momento. Sin embargo, mi esposo y yo decidimos analizar antes el diagnóstico e informarnos al máximo sobre esa extraña afección llamada endometriosis.
Nos enteramos de que, según ciertos cálculos, hasta el 30% de las mujeres en edad reproductiva pueden tener endometriosis. La causa de esta enfermedad es desconocida. Una teoría apunta a que durante la menstruación, parte del tejido menstrual pasa por las trompas de Falopio y se implanta en el abdomen, donde empieza a crecer. Otra señala que el tejido endometrial se desplaza desde el útero hasta otras partes del cuerpo a través del sistema linfático o el torrente sanguíneo. Una tercera hipótesis sugiere que la endometriosis se transmite mediante los genes o que algunas mujeres tienen cierta predisposición a la enfermedad. Otros creen que las causas son las toxinas y dioxinas del medio ambiente contaminado.
Se nos explicó que cada caso de endometriosis es diferente. La localización de los focos de endometriosis, la profundidad con que penetran en el tejido y su tamaño contribuyen a que sea una enfermedad peculiar. Se nos informó de que hasta el foco más diminuto puede causar un agudo dolor si afecta a un nervio cercano.
Algunos médicos creen que la solución definitiva es la extirpación del útero y los ovarios. Pero antes de eso puede recurrirse al uso de hormonas para suprimir la ovulación el máximo de tiempo posible. De este modo se logra a veces que la endometriosis remita durante el período que dura el tratamiento y en ocasiones durante los siguientes meses o años. También puede aliviar los síntomas y es recomendable en algunos casos la cirugía conservadora, sea mayor o mediante laparoscopia, consistente en la extracción o destrucción del tejido anormal.
Cirugía y recaída
La última opción parecía la más conveniente en mi caso. Tras la extirpación quirúrgica de los quistes, el médico me dijo, para mi sorpresa, que la operación no solucionaría todos mis problemas de salud. Añadió que debía aceptar la enfermedad, sin perder la esperanza, para seguir viviendo la vida lo mejor posible a pesar de las recaídas futuras. Me aseguró que podía contar siempre con su ayuda.
El médico me indicó que tenía que hacerme una ecografía de los ovarios cada tres meses y que debía estar preparada para medicarme cada cierto tiempo, dependiendo de mi estado de salud. Me recomendó empezar de inmediato un tratamiento con GnRH (hormona liberadora de gonadotropinas), el cual básicamente detuvo la liberación de las hormonas que estimulan la función ovárica y me produjo una seudomenopausia. Este fármaco solo debe administrarse por seis meses, ya que después de ese período pudiera causar pérdida de la densidad ósea u otros cambios relacionados con la menopausia.
Un mes y medio después de terminar el tratamiento, me volvió el dolor punzante. Yo había leído información sobre los índices de recurrencia y había intentado prepararme para el siguiente ataque de la endometriosis. Pero no esperaba que llegara tan pronto. La ecografía mostró que tenía un quiste grande en el ovario izquierdo. Empecé enseguida el tratamiento recomendado, y a la semana se atenuó el dolor. Después de varios meses, el quiste desapareció. Un año después, sin embargo, apareció otro. En todo caso, durante el resto de mi vida tendré que estar vigilante y bajo control médico.
Como la endometriosis es una enfermedad hormonal y del sistema inmunológico, hay otros factores, aparte de la medicación, que contribuyen a que mi organismo no se desequilibre. He tenido que cambiar mi dieta e incluir en ella más verduras frescas, frutas en abundancia y vitaminas, además de limitar la ingestión de cafeína. También hago más ejercicio y dedico más tiempo a descansar. Todo esto me ha ayudado a reducir los efectos secundarios de los medicamentos y a fortalecerme físicamente.
Durante estas difíciles experiencias he agradecido mucho el apoyo compasivo, la comprensión y el cariño que he recibido de mi esposo. Mis compañeros de trabajo —todos ellos voluntarios en la sucursal griega de la Sociedad Watch Tower— me han conmovido al brindarme asimismo su apoyo. Pero lo que me ha fortalecido por encima de todo es mi relación personal con Jehová, quien ‘me ha sustentado sobre un diván de enfermedad’ (Salmo 41:3).

[Ilustración y recuadro de la página 10]
La importancia de la comunicación
La enfermedad y el dolor pueden causar tensiones en cualquier relación, pero también ofrecen la oportunidad de madurar. Cuando la enfermedad parece no tener fin, el comportamiento de la paciente puede alterarse sensiblemente, lo cual presenta dificultades para los miembros de la familia, en particular el cónyuge. En vez de rendirse, los esposos deben esforzarse por ser comunicativos y no apresurarse a acusar sino a perdonar con presteza.
La mujer que sufre endometriosis debe recordar que todo el ciclo menstrual es ajeno a la experiencia del hombre y que la dolencia que padece puede resultarle muy confusa a su esposo. Sin embargo, si él interviene en todo el proceso de evaluación del problema, puede llegar a comprenderlo mejor. A continuación ofrecemos unos cuantos consejos para la paciente:
 Su esposo no puede leerle los pensamientos, de modo que háblele del dolor que siente
 Escoja a un médico que les explique tanto a usted como a su esposo en qué consiste la endometriosis y que esté dispuesto a dedicarles tiempo extra si es necesario
 Háblele a su esposo de los cambios de estado que experimente, sin olvidar los cambios positivos
 Pídale que lea sobre la enfermedad

[Ilustraciones y recuadro de la página 11]
¿Qué es la endometriosis?
La endometriosis toma su nombre del endometrio, la capa de células que reviste el útero o matriz. La enfermedad se caracteriza por la presencia de tejido parecido al del endometrio en distintos lugares fuera del útero. Puede localizarse en órganos cercanos, como los ovarios, la vejiga y los intestinos, y en algunos casos, por toda la zona pelviana.
Aunque en la endometriosis se produce un crecimiento anormal de tejido, este por lo general no es canceroso. Lo que convierte esta enfermedad en una anomalía no es el tejido en sí, sino su ubicación fuera del útero. El tejido endometrial del interior del útero ayuda a nutrir al feto durante la gestación. Si la mujer no está embarazada, lo expulsa cuando menstrúa.
No obstante, el tejido endometrial que crece fuera del útero no tiene forma de salir del cuerpo. Los resultados son hemorragias internas, degeneración de la sangre y el tejido que se desprende de los focos de endometriosis, inflamación de la zona y formación de tejido cicatrizal. Otras complicaciones que se pueden presentar, dependiendo de la localización del tejido endometrial, son formación de adherencias, hemorragia u obstrucción intestinal, mal funcionamiento de la vejiga y rotura de los focos de endometriosis, lo que puede propagar la enfermedad. Los síntomas posiblemente empeoren con el tiempo, aunque en algunas pacientes se dan ciclos de remisión y recurrencia.
[Ilustraciones]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Trompas de Falopio
Ovarios
Útero
Endometrio (capa de células que reviste la cavidad uterina)
Todos los meses, los focos de endometriosis se rompen y sangran, pero el organismo no puede expulsarlos
Adherencias en los ovarios
Focos de endometriosis
Focos de endometriosis
[Ilustración y recuadro de las páginas 12 y 13]

¿“UNA EXTRAÑA ENFERMEDAD DE LA MUJER”?
¡Despertad! entrevistó a Mary Lou Ballweg, presidenta de la Asociación de la Endometriosis, de Milwaukee (Wisconsin, E.U.A.), para obtener más información sobre los efectos mentales y emocionales de esta dolencia. A continuación reproducimos parte de dicha entrevista.

P.: ¿Cómo afecta emocionalmente la endometriosis a las mujeres?
R.: Depende mucho del desarrollo de la enfermedad en un momento dado. Cuando son adolescentes, puede causarles un gran daño emocional. Las adolescentes no comprenden lo que les sucede, principalmente porque no es común que se diagnostique la afección a esa edad. Además, son muy sensibles a estos temas. No quieren hablar de ellos ni con sus padres ni con nadie más. Así que pueden convencerse de que no son tan fuertes ni valen tanto como otras personas. A menudo se les hace difícil mantenerse al día con los deberes escolares, y su vida social se resiente. Sabemos de muchas jóvenes que han abandonado los estudios. Todas las semanas sin excepción nos enteramos de por lo menos un caso de una muchacha a quien no le va bien en la escuela debido a graves problemas de salud relacionados con la endometriosis.

P.: ¿Cómo afecta a las mujeres casadas y a las adultas?
R.: El dolor puede causar estragos en el matrimonio, sobre todo si no se ha diagnosticado la enfermedad. Una vez diagnosticada, ambos cónyuges pueden tratar la situación, pues ya saben qué sucede. Es de esperar que juntos encuentren la manera de contrarrestar los efectos. Pero cuando no se diagnostica correctamente la enfermedad, se produce mucho daño. Un médico le dijo a una mujer de nuestro personal, frente a su esposo, que todos los síntomas que tenía eran imaginarios. El esposo le creyó, y ahora están divorciados. La incomprensión es una de las principales dificultades. Si vas a casa y le dices a tu familia que tienes una enfermedad crónica, como esclerosis múltiple, probablemente se compadezcan de ti y te apoyen. Pero si llegas y les dices que tienes endometriosis, te preguntarán qué es eso. Para ellos es una extraña enfermedad de la mujer de la que nadie desea siquiera hablar. Tal vez no recibas ningún apoyo.

P.: ¿Qué clase de apoyo cree que el esposo, los hijos y los padres pueden brindar a la mujer que padece endometriosis?

R.: En primer lugar, pienso que deben creer lo que la mujer dice que le pasa. Han de tratar de ofrecer el apoyo que darían si se hubiera presentado cualquier otro problema de salud. Para ello es fundamental que se informen al máximo sobre la enfermedad. Cuando se conoce mejor la endometriosis, se pueden comprender sus repercusiones, así como los efectos secundarios de algunos fármacos. Además, desde mi punto de vista, la mayoría de las sociedades de este mundo han creado un tabú al respecto: les da vergüenza hablar sobre la biología femenina, lo cual es lamentable. Así, creo que el mayor reto al que nos enfrentamos en todo el mundo es, probablemente, cambiar la actitud de la gente en cuanto a lo que significa ser mujer.

Andres

martes, 5 de enero de 2016

ENDOMETRIOSIS. LA ENFERMEDAD OCULTA DE LA MUJER.

Por el Dr. Sergio Zimmer.


- ¿Qué es?
Es una enfermedad en la que el tejido que normalmente recubre el interior del útero (endometrio) crece en otras áreas del cuerpo y causa dolor y sangrado irregular.
El tejido endometrial por lo general solamente está dentro del útero. Sin embargo, si usted tiene endometriosis, dicho tejido se mueve a través de las trompas de Falopio y llega a los ovarios, a la pelvis, a la vejiga y a otras áreas.
Cuando usted tiene el período menstrual, este tejido se hincha y sangra del mismo modo que el del útero. Esto por lo regular es doloroso y se puede formar tejido cicatrizal en el área pélvica.

- Localizaciones posibles 
Cuando este tejido crece fuera del útero (implantes), se encuentra por lo general en la zona pélvica, normalmente en uno o más de estos lugares: sobre o bajo los ovarios, detrás del útero, sobre los tejidos que mantienen el útero en su lugar, o sobre los intestinos o vejiga. En casos muy raros, las áreas con endometriosis pueden crecer en los pulmones o en otras partes del cuerpo. Mientras el tejido crece, se forman bultos con contenido sanguíneo (endometriomas).
Estos tumores normalmente son benignos y rara vez se relacionan con el cáncer.
Los tumores pueden causar dolor leve a severo, infertilidad (no puede embarazarse), y períodos menstruales abundantes (hipermenorrea).
Los implantes son afectados por el ciclo menstrual. Cada mes, el revestimiento del útero crece preparándose para el embarazo. Si una mujer no se embaraza presenta su sangrado cíclico. Cuando una mujer tiene endometriosis, los focos implantados fuera del útero también sangran durante su período. Sin embargo, no hay manera de que la sangre abandone el cuerpo y se produce así inflamación y tejido cicatrizal. También puede ocurrir obstrucción o sangrado en los intestinos y problemas con la función de la vejiga.

- Frecuencia
La endometriosis afecta alrededor del 10% de las mujeres durante sus años reproductivos.
En mujeres infértiles se encuentra hasta en el 35% de los casos.
Aunque la endometriosis suele ser diagnosticada entre los 25 y 35 años, el problema esta presente al inicio de la primera menstruación regular de su vida. Es considerada la enfermedad oculta de la mujer. 1ª causa a descartar de esterilidad (incapacidad de embarazarse). En EEUU afecta a una de cada 4 mujeres.

- Posible origen de la enfermedad 
Se desconoce cual es el origen de este trastorno.
Existen muchas y variadas hipótesis. Una teoría dice que durante la menstruación, parte del tejido menstrual regresa al abdomen a través de las trompas de Falopio, donde se implanta y crece. Otra sugiere que la endometriosis puede ser genética, o puede ligarse a una herencia familiar.
Cuando la madre o hermana de una mujer han padecido de endometriosis, ésta corre un riesgo 6 veces mayor de desarrollar esta afección que la población general. Otros posibles factores comprenden el inicio temprano de la menstruación y los períodos largos que duran 7 días o más. Los investigadores también están observando el papel del sistema inmunológico y la manera en que estimula o reactiva la endometriosis.
Un estudio reciente demuestra que las mujeres que presentan esta enfermedad tienen mayores probabilidades, que otras, de sufrir trastornos del sistema inmunológico en los cuales los anticuerpos atacan sus propios tejidos (enfermedad autoinmune). Este estudio descubrió también que las mujeres con endometriosis tienen mayores probabilidades de sufrir del síndrome de fatiga crónica y del síndrome de fibromialgia (una enfermedad que implica dolor en los músculos, tendones y ligamentos), asma, alergias y una condición de la piel llamada eczema. Esto podría revelar pistas importantes para encontrar las causas de esta enfermedad y su tratamiento.

- Síntomas
El síntoma común es el dolor que muchas veces le impide a la mujer desempeñar sus labores habituales o períodos menstruales cada vez más dolorosos y abundantes o manchas de sangre entre sus períodos o dolor abdominal bajo o calambres pélvicos que pueden sentirse durante una semana antes y durante la menstruación o dolor pélvico crónico (incluye dolor en la parte baja de la espalda y en la pelvis) o dolor durante o después de la relación sexual o evacuaciones dolorosas o dolor al orinar durante los períodos menstruales.

- Diagnóstico de la enfermedad 
En muchos casos, la endometriosis no produce molestias, siendo un hallazgo casual al consultar por otra causa como podría ser por esterilidad. No existe una manera fácil de saber si usted tiene este problema.
Un detallado interrogatorio sobre los síntomas puede orientar a su médico para que investigue la presencia de esta enfermedad.
Una ecografía de abdomen puede detectar un endometrioma, pero la única manera para que su médico esté seguro es hacerle una laparoscopia. Esta es una forma de mirar dentro del abdomen haciendo un pequeño corte en su piel, colocando un pequeño tubo adentro y constatar la presencia por visión directa de los implantes o lesiones que se producen. La laparoscopia es necesaria para un diagnóstico definitivo.

- Tratamientos 
La endometriosis no tiene cura. Sin embargo, hay muchos tratamientos, cada uno de los cuales tiene sus ventajas y desventajas. Es importante crear una buena relación con su doctor, para que puedan decidir cuál es la mejor opción para la paciente.
Hasta la menopausia, los medicamentos y la cirugía pueden ser capaces de ayudarle con los síntomas de la enfermedad.
El tratamiento depende del grado de los síntomas que se experimenten, la gravedad de la enfermedad, el deseo de la mujer de tener hijos en el futuro y la edad de la mujer. Se pueden administrar analgésicos para aliviar el dolor. Debe instaurarse un tratamiento específico, el cual podrá ser hormonal, quirúrgico o ambos en forma combinada. 

- Hormonal
La suspensión del ciclo menstrual crea un estado parecido al embarazo y puede ayudar a prevenir el empeoramiento de la enfermedad. Dicho seudo-embarazo se puede inducir con anticonceptivos orales que contengan estrógenos y progesterona.
Los medicamentos de progesterona, en pastillas o inyecciones, en sí son otro tratamiento hormonal efectivo para la endometriosis. Este tipo de terapia toma de seis a nueve meses y mejora la mayoría de los síntomas (disminuyen la cantidad de flujo menstrual y el dolor). Los efectos secundarios pueden representar un problema más para algunas mujeres como la depresión, aumento de peso y aparición de manchas de sangre. En el caso de pacientes que desean embarazarse, se pueden sugerir tratamiento hormonal. Una vez que la mujer deja de tomarlas, regresa su capacidad de quedar embarazada, pero los síntomas de la endometriosis también pueden regresar. El tratamiento con hormonas es más eficaz cuando los implantes o formaciones que ocasionan son pequeños.
Los agonistas GnRH (como inyección aplicada una vez por mes o cada tres meses) evitan que el organismo produzca ciertas hormonas inductoras de la menstruación. Impiden que el ovario produzca estrógenos. Sus efectos secundarios comprenden síntomas menopáusicos como sofocos, sequedad vaginal, cambios en el estado de ánimo y pérdida temprana de calcio de los huesos. El tratamiento se limita a seis meses debido a los efectos sobre la densidad ósea. Sin menstruación, el crecimiento de la endometriosis se reduce o detiene. Luego de los seis meses, el cuerpo comenzará a tener períodos de nuevo y la mujer podría quedar embarazada. Pero, después de ese momento, cerca de la mitad de las mujeres experimentan el regreso de los síntomas de la endometriosis. -

- Quirúrgico
La cirugía (ya sea laparoscopia o laparotomía) suele utilizarse exclusivamente en mujeres con endometriosis muy severas, incluyendo aquellas que presentan problemas de adherencias e infertilidad.
Se realiza con el fin de localizar y destruir los implantes de tejidos de localización anormal. Si la endometriosis está impidiendo que usted quede embarazada la cirugía podría hacerle más fácil la gestación incluso en combinación con otros tipos de tratamientos de fertilidad.
Normalmente, la cirugía es la mejor opción para las mujeres con endometriosis extensa, o que sufren de fuertes dolores.
Existen cirugías mayores y menores que pueden ayudar.

- Laparoscopia - Se utiliza para diagnosticar o tratar la enfermedad. La finalidad es tratar la endometriosis sin dañar el tejido sano alrededor de ella. La recuperación de la laparoscopia es mucho más rápida que en el caso de una cirugía mayor, como la laparotomía.

- Laparotomía - Este es un último recurso para el tratamiento de la endometriosis ya que es una cirugía mayor en la cual se remueven los focos de endometriosis o el útero (un proceso llamado histerectomía). También pueden extraerse los ovarios y las trompas de Falopio, si están comprometidos. Realizarse la cirugía no garantiza que la enfermedad no regresará o que el dolor desaparecerá.

- Pronóstico
Debe tenerse presente que en un tercio de los casos puede reaparecer luego de varios años de suspendido el tratamiento.
La efectividad de la cirugía para ayudar a mejorar la fertilidad depende de la severidad de la endometriosis.
Las tasas de embarazo después de la cirugía en mujeres previamente consideradas infértiles son de aproximadamente un 70% para los casos de endometriosis leve, 50 % en los casos moderados y de un 30 % en los casos severos.

- Complicaciones
La rotura de un endometrioma (ubicación más frecuente en ovario) puede producir una hemorragia interna por sangrado abdominal y dolor agudo que obliga a la consulta urgente. La infertilidad puede ser una consecuencia de la endometriosis. En unos pocos casos, los implantes pueden causar obstrucción de los tractos gastrointestinal o síntomas urinarios.

- Prevención
No existe prevención comprobada para la endometriosis. Las mujeres con fuertes antecedentes familiares de endometriosis pueden pensar en el uso de pastillas anticonceptivas orales, ya que este tratamiento puede ayudar a evitar o retardar la aparición de la enfermedad.

- Seguimiento
Algunas mujeres con enfermedad diagnosticada y síntomas leves simplemente se les deben vigilar. Es importante que mantenga un programa regular de exámenes médicos (cada 6 a 12 meses) para notar cualquier cambio evolutivo de la enfermedad.

- Motivos para conocer la enfermedad 
La endometriosis puede afectar la vida de cualquier mujer desde el momento de su primer período hasta la menopausia. Algunas veces, puede durar hasta después de la menopausia. No tiene curar y es dificultoso su diagnóstico. Puede afectar a una mujer de muchas maneras: su capacidad para trabajar y tener hijos, también sus relaciones de pareja y compañeros de trabajo. Los investigadores tratan de encontrar tanto las causas como la forma de manejarla, para que las mujeres que la padecen tengan una buena calidad de vida.

- ¿Cómo se enfrenta una enfermedad sin cura?
- Puede sentirse sola. - Puede sentir muchas emociones como tristeza, temor, enojo, confusión. - Es importante que reciba el apoyo que necesita para enfrentar la endometriosis. - Puede ayudar si habla con amistades, familiares y con su proveedor de cuidado médico. - Busque unirse a un grupo de apoyo para hablar con otras mujeres que están pasando por la misma situación. La endometriosis puede doler pero no causa cáncer ni afecta su salud general a pesar de que puede hacerle más difícil quedar embarazada. Si piensa que puede tener esta enfermedad, hable con su ginecólogo.

Dr. Sergio Zimmer - Médico – Periodista y Docente Universitario.  Conductor de “Proyecto Salud”.  Columnista de Agencia Comunas: Publicado el 30 de Marzo de 2007.

Publicado en la revista "Saber vivir" Nº 221- el 22/09/07. Pag.16,17 y 18.


Andres