Prosiguiendo con la
información de esta enfermedad ahora les
pongo estos testimonios de mujeres que sufren los estragos cuando tienen
su menstruación y no tiene el apoyo necesario, les dejo el link de donde lo
saque: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/11/19/mujer/1290165976.html
Elena, de 34 años, presidenta de Adaem (Asociación de Afectadas
de Endometriosis de Madrid), que desde su primera menstruación,
a los 15, se retuerce todos los meses. "No sé lo que es un ciclo sin
vomitar, sin desmayarme", asevera. Para todas, peor que este sufrimiento
es el miedo a no poder ser madres: entre un 30% y un 50% de las afectadas es
infértil.
La presidenta de Adaem, que no renuncia a tener hijos pese a que
ya se ha sometido a un tratamiento de fecundación 'in vitro' sin éxito,
rememora que "tras varios ciclos menstruales durísimos, mi madre me dijo
un día que no era normal, que teníamos que ir al médico enseguida". Lo
primero que le espetó el ginecólogo es "que no podía ser para tanto, que
exageraba para librarme de mis responsabilidades, que me fijara en mi hermana a
la que no le pasaba nada de nada", agrega.
Nueve años para
un diagnóstico
Un sufrimiento invisible y un diagnóstico tardío (la demora media en el
dictamen médico desde que la mujer pide ayuda suele estar en nueve años) o
erróneo es la tónica en una de las enfermedades ginecológicas más frecuentes.
"Fue a los 30 cuando finalmente supe lo que tenía", agrega Elena.
Pero antes, la larga lista de despropósitos. "Me diagnosticaron colon
irritable, me ingresaron dos veces pensando que era apendicitis. También me
hablaron en otra ocasión de que podía ser una oclusión intestinal".
Tuvo que dejar de trabajar porque "cuando dices que te quedas en
casa porque estás con la regla las compañeras piensan que eres una vaga y
ellos, comentarios aparte".
Manuela, de 41 y madre de una hija previa a la
aparición de la enfermedad, le sucedió lo mismo. "Dejé mi puesto laboral
porque cada regla equivalía a un ingreso hospitalario. El dolor era tan
profundo y severo que tras mi paso por Urgencias me quedaba en el centro para
poder recibir los tratamientos adecuados".
No es de extrañar, por tanto, que algunos centros médicos y
especialistas nacionales hayan tomado la delantera y hayan adoptado iniciativas
pioneras dentro de nuestras fronteras, como la Unidad de Dolor Pélvico Crónico
del Hospital Universitario La Paz de Madrid. Alicia Hernández, coordinadora de la
Unidad de Endometriosis en el mismo centro (una de las escasas en nuestro
país), colabora íntimamente con todos sus integrantes.
"Está llevada por el servicio de anestesia. El dolor en estas
pacientes se aborda desde un punto de vista de tratamiento médico: analgésico,
supresión ovárica y, por lo tanto, las reglas, con tratamientos
hormonales o en casos de dolor más severo con terapias pautadas desde
la Unidad de Dolor", aclara la especialista de La Paz.
Nuevos
tratamientos
En los últimos años, además de tratamientos orales, "se realizan
bloqueos nerviosos selectivos mediante la introducción de un catéter con
analgésico, que están obteniendo muy buenos resultados", apostilla.
Reconoce, no obstante, que "pese a que estamos delante de una enfermedad
muy frecuente, el diagnóstico y el tratamiento quirúrgico son muy
complicados". Por ello, "son pocos los centros públicos y privados
con la dotación, la formación y los recursos adecuados para abordar esta
patología desde un punto de vista multidisciplinar", recuerda. Y defiende
la necesidad de instaurar más unidades de referencia.
Máxime si se valora que cada caso es distinto (la terapia depende de los
síntomas de la paciente, su voluntad de quedar embarazada y su edad, así como
de la extensión de la enfermedad) y que la patología progresa y empeora cuando
no se detecta a tiempo.
Eva, de 32 años, lo más duro de saber que era una afectada fue "asumir
que no podría tener hijos de forma natural", asevera. Aunque más penoso
aún le resulta que todavía continúen diciéndole eso de no vales. "Lo he
escuchado en más de una ocasión y es muy frustrante. Yo quería tener
hijos. Tuve un aborto y fue entonces cuando me detectaron un quiste de
nueve centímetros en uno de mis ovarios. En un principio creyeron que era un
tumor. Tras la intervención, me dijeron que era endometriosis. Me he sometido a
dos tratamientos de fecundación in vitro, pero han resultado un fracaso. Es muy
frustrante que una parte de la sociedad siga castigando a las mujeres cuando
son estériles. Conozco a afectadas que no lo dicen porque les da
vergüenza", testifica.
Pese a este silencio, los casos van en aumento. "Ahora somos más
conscientes del problema, de su impacto en el bienestar físico, social y
mental, y esto se está traduciendo en que indaguemos más y, por tanto,
diagnostiquemos a más mujeres", reconoce la doctora Hernández.
También porque, según José Luis Muñoz, responsable de la Unidad de
Endometriosis del Hospital Doce de Octubre (también en la capital),
"afortunadamente los médicos empiezan a tener en la cabeza que la
patología existe, sobre todo los de atención primaria. También hay más
conciencia porque hay más información y porque se han creado asociaciones de
afectadas".
Silvia, de 27 años y estudiante de
Informática, que tuvo que acudir a Urgencias en dos ocasiones por los fuertes
dolores de la regla. "Me dijeron que tenía apendicitis. Cuando me
hicieron las pruebas de imagen vieron que se trataba de unas manchas en el
intestino, así que decidieron bajarme a quirófano. Al abrirme, el cirujano solicitó
la presencia del ginecólogo en la sala de intervenciones debido al estado de
uno de mis ovarios. Entonces, me diagnosticaron la enfermedad, pero en aquél
momento no me dieron ninguna explicación sobre ella", declara. Pero lo que
más preocupa del testimonio de esta joven es el "miedo a que se sepa que
la padezco por si repercute en mi vida laboral".
Pasar por
quirófano
No todo son malas noticias. Afortunadamente para todas las que padecen o
padecerán endometriosis que no mejora con la terapia oral y que no desean tener
descendencia, en los últimos años se han producido algunos avances en el campo
de la cirugía. "Las nuevas técnicas en laparoscopia nos han permitido
intervenir mejor y, normalmente, los casos graves en un solo procedimiento.
Magnifica la imagen en comparación con la cirugía abierta tradicional, además
crea menos complicaciones, menos cicatriz, menor estancia hospitalaria y una
recuperación más rápida", apostilla la doctora Hernández, que atiende 600
casos al año en su unidad y realiza 300 intervenciones. "La mayoría de
endometriosis ovárica, pero en un 25% de casos, la enfermedad es más profunda y
hay que realizar resección intestinal (quitar una parte del intestino)".
No sucede lo mismo con el tratamiento farmacológico. "Aunque
existen nuevas terapias como los inhibidores de la aromatasa, que parecen
prometedores, los medicamentos (anticonceptivos, terapia hormonal...) no han
evolucionado tanto", agrega el especialista del Doce de Octubre. Ni
tampoco, en boca de las afectadas, se ha progresado como debería en la atención
psicológica. "No he recibido este apoyo por parte de los médicos.
Nadie te explica nada, toda la información te la tienes que buscar tú, pese a
que se trata de una patología con un coste emocional muy alto. Se debería
ayudar más psíquicamente a las pacientes".
Andres.
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