El número de mujeres que se estima que pueden tener
endometriosis oscila entre el 10 y el 15% de las que se encuentran en edad
reproductiva. Estamos, pues, ante un problema de salud que tiene una muy
notable incidencia (y eso que es probable que en muchos casos se esté dando una
subestimación por una serie de razones ).
Los síntomas asociados a la endometriosis pueden
ser muy diversos y van desde los fuertes dolores en la parte inferior del
abdomen (que es el síntoma más frecuente), especialmente intensos antes y
durante los periodos menstruales, a la fatiga o los problemas de la vejiga,
intestinales o inmunológicos (como las alergias, eczemas, intolerancias
alimentarias,...), por ejemplo. No debe tampoco pasarse por alto que una de las
consecuencias más serias de esta enfermedad es su vinculación con la infertilidad
femenina. Entre un 30 y un 50% de las mujeres con problemas de
fertilidad tienen endometriosis, según las fuentes consultadas.
Una de sus consecuencias más radicales es que muchas
veces fuerza a la realización de una histerectomía, privando a las
mujeres de uno de sus más sagrados órganos. Miles de mujeres se ven forzadas a
ello cada año.
Además, como suele acontecer con otras enfermedades
para las que, como sucede con esta, existen más que probables vínculos
ambientales (y parece que con un muy escaso peso de lo genético), la incidencia
de la endometriosis parece estar creciendo. Antes de 1921 solo se habían
publicado 20 informes sobre esta enfermedad en la literatura científica mundial
y, al margen de la imperfección de los datos que pudieran existir hace tiempo,
parece evidente que la enfermedad ha crecido de forma muy considerable desde la
Segunda Guerra Mundial (cuando, por cierto, comenzó de veras la expansión de la
industria química planetaria).
La enfermedad se produce cuando, por una serie de
razones, tejido del tipo del que únicamente debiera encontrarse recubriendo el
interior del útero, crece fuera del lugar en el que naturalmente debiera
encontrarse. Por ejemplo, en el exterior del útero, en los ovarios, en las
trompas de Falopio, en la vejiga, en los intestinos,... o incluso en zonas más
distantes como pueda ser un brazo o los pulmones. En el útero ese tejido
acabará siendo expulsado con la menstruación, pero fuera de su sitio esa opción
no existe y se generan una serie de problemas.
Siempre es complejo establecer una causa para muchas
enfermedades. Muchas dolencias no tienen una sola causa. Pero es evidente que,
sola o en compañía de otras causas, según un creciente número de estudios
científicos que se están realizando, la presencia de una serie de sustancias
químicas que pueden tener serios efectos de alteración del equilibrio hormonal
de los cuerpos femeninos, puede estar desempeñando un importante papel en
el inicio y en el posterior desarrollo de la enfermedad.
Es un hecho científicamente constatado que en los
cuerpos de los hombres y mujeres de los países occidentales existe un vasto número
de sustancias químicas contaminantes que no existían en nuestros organismos
hace tan sólo unas décadas. Y cada vez más estudios no sólo confirman ese hecho
sino que establecen que esas sustancias, a los niveles "bajos" de
concentración a los que normalmente son detectados en buena parte de la
población, pueden tener notables efectos biológicos, causando una serie de
desarreglos. Ello se ha visto para muchas enfermedades. Y la endometriosis no
tiene por qué ser una excepción, máxime cuando muchos de los contaminantes
referidos tienen la cualidad de ser alteradores del equilibrio hormonal, y la
endometriosis en una enfermedad en la que un incorrecto funcionamiento de los
sistemas inmune y endocrino parecen tener mucho que ver.
Existen diversas teorías acerca de la mecánica de la
endometriosis. Una, por ejemplo, postula que las células del endometrio
migrarían fuera de ése órgano a través de diversas posibles vías. Otra,
conscientes de que las células del endometrio y las células que revisten el
peritoneo (fuera del útero) proceden de las mismas células precursoras
durante el desarrollo embrionario, postula que una alteración de las
células precursoras en etapas muy tempranas puede hacer que haya fuera del
útero células que han evolucionado de una forma inadecuada y que luego se
comportan como las del endometrio respondiendo a los mismos estímulos
hormonales. Pero ninguna de estas tesis cierra precisamente la puerta a que ,
en cualquiera de los casos, un desarreglo de las señales químicas pudiera
favorecer lo que sucede. Máxime si tenemos en cuenta que, como ya se
ha dicho, muchos contaminantes tienen efectos de alteración hormonal. Sabiendo
el papel de los estrógenos en la endometriosis no es tan difícil comprender lo
que puede representar el que nuestros cuerpos estén llenos de sustancias
artificiales , unas en una concentración, otras en otra que , por ejemplo,
puedan tener efectos estrogénicos o anti-estrogénicos, según las
sustancias o los casos.
Tampoco el incorrecto funcionamiento del sistema
inmune contribuye a alejar la sospecha de la influencia de las sustancias
contaminantes, ya que se sabe perfectamente que uno de los principales efectos
de estas sustancias, en algún caso de las mismas que diversos estudios han
asociado a la endometriosis es, precisamente, el de dañar el sistema
inmunológico de un modo u otro.
Pero al margen de las especulaciones que pudieran
hacerse con más o menos base hay una serie de hechos claros y demostrados que
pasamos a comentar.
Diversos estudios científicos han establecido una
asociación, en algunos casos muy fuerte, entre la presencia de una serie de
sustancias tóxicas muy frecuentes en el mundo industrializado, y la
endometriosis. Tan frecuente es la presencia de estas
sustancias contaminantes en los organismos de las personas que puede afirmarse
que prácticamente nadie se libra de tenerlas en sus cuerpos.
Entre estas sustancias cabe destacar las dioxinas, los
furanos y los PCB,s o policlorobifenilos. Las dioxinas, por
ejemplo, son sustancias cancerígenas que actúan como alteradoras del equilibrio
hormonal y que son liberadas , entre otras cosas, cuando se incineran plásticos
de algunos tipos. También determinadas industrias las emiten o vierten a la
atmósfera, aguas o suelos (por ejemplo algunas fabricantes de plásticos,
cementeras o papeleras) . Son muy persistentes en el medio y se acumulan
en los seres vivos, llegando a los seres humanos en especial a través de la
dieta.
los PCBs son un grupo muy amplio de
sustancias -más de 200- que se usaron muy ampliamente como refrigerantes en
transformadores eléctricos, lubricantes, fluidos hidráulicos, aceites
aislantes, productos ignífugos para maderas, pinturas,... Son sustancias
altamente persistentes y bioacumulativas por lo que, a pesar de haberse
prohibido en muchos países, siguen presentes en los seres vivos. De modo que
hoy en día, probablemente, la mayor vía de exposición humana a estos
productos químicos sea a través de la alimentación. Entre los PCBs hay
sustancias que son neurotóxicas, anti-tiroideas e inmunotóxicas, sobre todo
cuando la exposición se da en el periodo embrionario.
Muchos de estos tóxicos pueden llegar a nosotros a
través de los más diversos productos contaminados (pescado, carne, leche,...) y
se sabe que pueden causar efectos a niveles muy bajos de concentración. Un
consejo muy general que podría darse en aras de la prevención es evitar la
ingesta excesiva de grasas animales ya que este tipo de tóxicos suelen
acumularse en el tejido graso. En cualquier caso, como antes se decía, casi
todo el mundo tiene presencia de estos contaminantes en sus cuerpos.
Se han realizado las más diversas investigaciones que
muestran que estas sustancias pueden contribuir al desarrollo de la
endometriosis, tanto en animales como en personas.
En 1993, un estudio constató que un
grupo de macacos a los que se había alimentado unos años con una dieta
contaminada con niveles bajos de dioxinas mostraba una muy fuerte
incidencia de la enfermedad, de más del doble de las que no habían recibido esa
alimentación ( Rier S. et al. 1993. Endometriosis in Rhesus monkeys (Macaca
mulatta) following chronic exposure to 2,3,7,8-tetrachlorodibenzo-p-dioxin.
Fundams Appl Toxicology 21: 433-441 ). El
estudio se prolongó en otro, años después, que mostró que la
endometriosis también tenía una mayor incidencia entre aquellos animales que
habían tenido una mayor exposición a PCBs afines a las dioxinas ( Rier S. et al. 2001.Serum levels of TCDD and dioxin-like
chemicals in Rhesus monkeys chronically exposed to dioxin: correlation of
increased serum PCB levels with endometriosis. Toxicol Sciences 59:
147-159 )- Conviene resaltar que los niveles de contaminantes
en los monos aludidos son semejantes a los que se encuentran en personas.
Se realizaron además más experimentos complementarios
que constataron como la dioxina favorecía el crecimiento de células
endometriales fuera del útero en roedores o monos y diversos factores que podían influir (como los
que se analizan en el artículo "Dioxinas y endometriosis: una hipótesis
plausible" ,
publicado en enero de 2002 en la revista Environmental Health Perspectives).
Resultados semejantes a los obtenidos en
animales se han visto en las mujeres. Por ejemplo, un estudio realizado
sobre mujeres que estuvieron expuestas a la contaminación
por dioxinas del famoso accidente industrial de Seveso, en Italia, tenían el
doble de incidencia de endometriosis que las que no tuvieron ese nivel de
exposición. Un estudio israelita mostraba que las
mujeres con endometriosis tenían una mucho mayor probabilidad de tener niveles
detectables de dioxinas ( "Dioxin concentrations in women with
endometriosis". Human Reproduction (12) 1997) )
Teniendo en cuenta la amplia exposición a las dioxinas
en el mundo actual, es probable que en aras de la prevención del inicio de la
enfermedad así como del afán de reducir su expresión una vez iniciada, debiera
hacerse lo posible por reducir la exposición de las mujeres a estos
contaminantes. Las dioxinas son además un grupo de sustancias que han sido
ligadas, en mayor o menor medida, como en parte ya se ha dicho, a otros
diversos problemas de salud que van desde la supresión del sistema inmune al
linfoma no hodkiniano, pasando por el sarcoma de los tejidos blandos,
hepatitis, alteración de los ratios sexuales, diabetes, cáncer de mama,
problemas tiroideos, baja fertilidad, y una larga lista.
Sobre los PCBs y su asociación con la
enfermedad se han publicado artículos muy contundentes. Uno de los más
claros fue el publicado en la revista Human Reproduction , que mostraba unos incrementos de
riesgo realmente muy considerables , del orden de varias veces superiores, en
función de si las mujeres tenian en sus cuerpos una determinada presencia de
algunas de estas sustancias.
Hay otros estudios que ligan la endometriosis con
otros determinados contaminantes con efectos semejantes a los de los estrógenos
. Por ejemplo , el cloro difenil éter o el pesticida metoxicloro que se ha visto que favorece
el crecimiento de las células de endometriosis en roedores .
Pero lo cierto es que los contaminantes que
pueden tener efectos más o menos semejantes son muchos y con
frecuencia se encuentran en los cuerpos de la mayoría de las mujeres
occidentales formando complejos "cócteles" químicos. Son
alquilfenoles presentes en detergentes, pesticidas que han sido ampliamente
usados en España como el endosulfán, componentes de plástico y resinas epoxi
como el famoso bisfenol A,... y otras muchas sustancias, cuya posible
contribución a la endometriosis debiera ser profundamente estudiada (para
determinar si existen las asociaciones que se han encontrado en otros compuestos).
Uno de esos tipos de sustancias ampliamente utilizadas
y presentes en innnumerables productos de uso cotidiano y , como no, detectados
en la sangre de la mayor parte de los occidentales, son los ftalatos.
Sobre los ftalatos y la endometriosis se ha realizado
algún estudio científico, encontrando una asociación entre la presencia de
estas sustancias y la enfermedad ( Corbellis L et al
(2003) High plasma concentrations of di-(2-ethyl-hexul)-phtalate in women with
endometriosis.Hum Reproduction; 18
(7): 512-519 ). Sobre ftalatos
y sus efectos en general les recomiendo consultar este artículo en este mismo espacio en la red, para que se
percaten de lo amplia que es la exposción a estas sustancias.
Resultan curiosos algunos datos, como los que
asocian una ligera mayor incidencia de la enfermedad a un comienzo temprano
de la edad de la menstruación, si tenemos en cuenta que existen diversos indicios que ligarían en algún caso tales signos de
adelanto con la exposición a diversas sustancias como los ftalatos.
Además, las mujeres con Endometriosis tienen un
mayor riesgo de padecer otros problemas que , en mayor o menor medida, también
han sido asociados por su parte a la exposición a una serie de sustancias
contaminantes. Ya aludimos antes al mayor riesgo de infertilidad, por ejemplo.
La infertilidad femenina
ha sido ligada por innumerables estudios científicos a diversos contaminantes
hormonales, éteres de glicol, compuestos perfluorados, pesticidas, PCBs,... y
muchas otras sustancias. También otros problemas para los que las afectadas por
endometriosis tienen un mayor riesgo, tales como el cáncer de ovario, cáncer
de mama , el melanoma o el linfoma
no-hodkiniano, han sido cada uno por su cuenta, asociados a la exposición a
los más diversos contaminantes. Lo mismo sucede con otros problemas a los que
las afectadas de endometriosis serían más propensas que van desde el asma, a las sensibilidades químicas, pasando por las enfermedades auto-inmunes. Todas estas cosas, curiosamente, pueden tener el
denominador común de la exposicíón a sustancias químicas tóxicas.
Además de los contaminantes químicos, hay otros contaminantes
que han sido asociados a la endometriosis. Por ejemplo, las radiaciones.
También fueron los sufridos macacos los que hubieron de padecer las
consecuencias que deberían servir, pero que probablemente no han servido
debidamente hasta ahora, para advertir a las mujeres sobre los riesgos
ambientales asociados a su enfermedad. Los experimentos realizados mostraron
como la exposición a radiaciones incrementaba
dramáticamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad .
En resumen, por lo que se sabe, es probable que tanto
para prevenir la enfermedad, como para propiciar la mejoría de las mujeres que
ya la tienen, y atendiendo a un principio de precaución inexcusable, se proceda
a timar todas las medidas de concienciación, investigación, legislación, etc.
que redunden en garantizar la reducción de la exposición de la población
femenina a una serie de contaminantes.
Andres
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